viernes, 26 de diciembre de 2014

“La Limpieza del campo magnético”. Fundamentos y práctica.




 “La limpieza energética”: Una necesidad


Aclaración: No olvidar que la base principal de toda esta Enseñanza es “la Llama en el corazón. Todos los demás ejercicios, de limpieza y equilibrio de ‘los vehículos’ o ‘envolturas’ y de los chakras son de índole secundaria, (pero no por eso menos importantes).

Visita los enlaces de "La Llama en el Corazón":
1- "Palabras de Cristo": http://cristo-mensajes.blogspot.com/2014/12/1-yo-soy-la-antorcha-que-ilumina-todas.html
2- Activación de la Llama: http://cristo-mensajes.blogspot.com/2014/12/4-activacion-de-la-llama-y-servicio.html
3- Enseñanzas sobre La Llama: http://cristo-mensajes.blogspot.com/2014/12/6-ensenanzas-sobre-la-llama-de-amor-e.html


En los “Ejercicios de Luz” (https://drive.google.com/file/d/0B062SEIc2ES3Q0hHWlduMzhyX3c/view?usp=sharing), ya se ofrecieron pautas para la armonía y la limpieza del aura. Aquí se dan nuevas explicaciones y fundamentos de una técnica simple.



            No existe una única técnica de limpieza energética del campo magnético ó aura, sino muchas maneras de llevarlo a cabo. Pero para entender qué es una limpieza energética ó del aura, antes deberíamos interesarnos por saber qué es el aura, y por  saber “qué otras energías” están en nosotros y nos integran, además de la materia física que compone el cuerpo físico denso que todos conocemos a simple vista. Esta investigación acerca de qué otros cuerpos (principios) poseemos además del físico denso, están hoy en día disponibles en muchos libros sobre metafísica, teosofía, gnosis, etc., conocimientos que son en general los mismos, con algunas diferencias menores (en las clasificaciones) entre escuela y escuela.

             Veamos brevemente el tema. Sabemos del cuerpo físico denso que poseemos que está formado por elementos sólidos y líquidos fundamentalmente. Además del físico, y siguiendo a éste en escala de densidad (de lo denso a lo sutil), poseemos un “cuerpo vital”, compuesto de materia etérica (invisible a simple vista), que como lo dice la palabra, absorbe la “vitalidad” del universo en forma de energía (chi, ki o prana), la cual es procesada dentro de este cuerpo etéreo y se distribuye a todos los órganos y sistemas del cuerpo físico denso. Una deficiencia en las funciones del cuerpo vital puede llegar a enfermar al cuerpo físico, porque están estrechamente relacionados.
            Más sutil que el cuerpo vital es el “cuerpo de deseos” (ó cuerpo emocional). Este “vehículo” (término que puede reemplazar a “cuerpo”) es el asiento de los deseos y el encargado de transmitir las sensaciones emocionales, sean estas de miedo, amor, alegría, odio, tristeza, etc. Cada tipo de emoción es una “energía”, un tipo de vibración, una clase de frecuencia vibratoria. Las emociones negativas pueden consumir mucha energía vital del cuerpo etérico antes mencionado y debilitar así al cuerpo físico, y si estas emociones negativas persisten durante cierto tiempo, ciertos órganos del cuerpo físico pueden hasta enfermar por esta razón. Las emociones positivas, en cambio, al ser frecuencias vibratorias armónicas, no absorben vitalidad quitándosela al cuerpo físico, sino que por el contrario, transfieren vibraciones elevadas y armónicas al cuerpo físico, llevándolo a la salud y a larga vida. Cuántas veces hemos escuchado decir que un buen estado de ánimo influye positivamente sobre ‘las defensas’ del cuerpo, alejando la enfermedad y otorgando salud…

            Además de los cuerpos físico, el etérico ó vital y el cuerpo emocional, tenemos el “cuerpo mental”, ó vehículo mental; este es el ámbito energético donde suceden los pensamientos. En el plano mental los pensamientos son “cosas”, de la misma manera que en el plano físico existen “cosas” de todo tipo y forma las cuales podemos percibir con nuestros sentidos físicos (vista, tacto, etc.). Tomar consciencia de que los pensamientos son “cosas” en su propio plano es necesario e importante para comprender el tema de la limpieza energética que nos ocupa.

            Más sutil que el cuerpo mental son otras energías superiores que también poseemos, pero no nos ocuparemos en clasificar eso en detalle ahora;  podríamos generalizar diciendo que son energías de las regiones ó planos del alma y del espíritu. (Recordemos que cada escuela tiene sus nombres para designar lo que genéricamente llamamos aquí como ‘alma’ y ‘espíritu’.  Además, todo este tema es más complejo de lo que estamos explicando aquí, ya que existe la mente inferior (o mente concreta o cerebral) y la mente superior (abstracta), y también podríamos hablar de alma humana y de alma divina(1), etc. pero no es necesario entrar en tantos detalles para hablar de la Limpieza energética, que es el tema que nos interesa).

            Sintetizando entonces. Tenemos un cuerpo físico, un cuerpo vital, un cuerpo emocional y un cuerpo mental (inferior). Estos 4 vehículos interrelacionados conforman lo que llamamos “persona” ó personalidad humana. También vimos que poseemos energías más sutiles, del alma y del espíritu; se suele llamar a estas energías elevadas con el nombre genérico de “Yo Superior”. Todo este conjunto de “energías” están interpenetradas unas con otras. Lo visible para el ojo humano corriente es la forma física, pero quien tenga visión clarividente(2) puede ver al hombre como una esfera ovoide de energías multicolores, donde el cuerpo físico se ve como una mediana figura dentro de este ovoide. Las cualidades vibracionales de los distintos cuerpos de la persona, es decir etéricas, el tipo de emociones, sentimientos y de pensamientos que tenga el individuo, las ve el buen clarividente(2) en este OVOIDE DE ENERGÍA  como grados de luz y color. En una persona con cierto grado de evolución superior, además de las energías etérica, emocional y mental, también pueden verse energías más sutiles y refinadas,  energías álmicas y espirituales en el ovoide. A este ovoide se le ha llamado “huevo áurico”, y también le podemos llamar “campo magnético”. Todo esto es una breve reseña de un tema que merece mayor detalle en su estudio, pero basta hasta aquí para tomar consciencia del tema que nos ocupa: “la necesidad de la limpieza energética de nuestros cuerpos” (ó ‘envolturas’ ó ‘vehículos’).

            Recordamos que nuestro “huevo áurico” está formado por todas las vibraciones de energías que generan nuestros cuerpos, cada uno en su propio plano. Pero además existe una interrelación entre el huevo áurico individual y el ambiente que nos rodea, también compuesto por energías variadas, por lo tanto el huevo áurico de una persona promedio es influenciable por las energías que le rodean. Seres más avanzados espiritualmente pueden tener un campo magnético más fuerte y por lo tanto menos vulnerable. Y a la inversa de lo dicho, el campo magnético de una persona influencia al medio ambiente en el cual está con sus emanaciones.

            Nuestros cuerpos sutiles, cuyas energías dimanantes juntas conforman el Huevo áurico, ‘se ensucian’ en la vida diaria, comparablemente a como se ensucia nuestro cuerpo físico. Así como bañamos nuestro cuerpo físico con agua y jabón periódicamente para lavarlo y limpiarlo, de la misma manera es necesario ocuparse también de la limpieza ‘energética’ de los vehículos ó envolturas sutiles.
            ¿Qué pasaría si no bañamos nuestro cuerpo físico durante semanas, meses, ó hasta años…? ¿Impensado, no…? Pues bien, imaginemos el estado en el que se pueden encontrar nuestros “cuerpos sutiles” si nunca nos encargamos de limpiarlos… Esta falta de interés en la limpieza energética de nuestros cuerpos sutiles se debe a que como no podemos verlos así como vemos a nuestro cuerpo físico, no nos damos plena cuenta del estado en el que se encuentran.
            Ya que no podemos ‘ver’ el estado de nuestra aura,  una de las señales que nos pueden ayudar a reconocer la necesidad de limpieza energética, es “lo que sentimos”. El ‘sentirse mal’, de variadas maneras, muchas veces proviene de la suciedad de nuestro campo magnético (aura). Pero esta es una indicación general, ya que no todos los individuos tienen el mismo grado de percepción y capacidad de autoobservación como para percibir ó darse cuenta del estado de su cuerpo emocional ó mental. Es decir que ellos mismos no se dan cuenta de cómo están a nivel energético sutil, no lo ven ni lo sienten… Es necesario un entrenamiento diario en la “atención” para observar y observarse en ‘cómo nos sentimos’ y en cuáles pueden ser las causas de ese sentir. Esto requiere de conocimiento, autoobservación y discernimiento.

            Hay personas sensibles que pueden percibir las energías de otra persona con la que se encuentran, ó las energías de un ambiente. Al entrar,  por ejemplo, a una casa donde suele haber peleas familiares y malestar, pueden percibirlo sintiendo esas energías en sí mismos, por que las vibraciones astrales y mentales emanadas por los que viven en la casa están impregnadas en el ambiente, los objetos, paredes, piso, techo, etc., y estas vibraciones impactan en el campo magnético del ‘sensitivo’(3) que entra a la casa. El ‘percibir’ estas energías no implica “ensuciarse”, es decir infectarse energéticamente, ya que luego de percibir,  al irse de la casa, el sensitivo puede recobrar su estado energético original, propio, y no percibir más aquello, al no estar más en ese ambiente.  
Puede suceder que las ‘sensaciones’ persistan un poco aún después de haberse retirado del ambiente afectado, pero al cabo de un rato deberían desaparecer naturalmente. También puede ocurrir que al retirarse de la casa y recuperar el estado natural de la propia energía, el sensitivo se ponga en contacto nuevamente con las energías densas de aquella casa con solo pensar en ello. Esto ocurre por  que en los planos astral y mental la distancia física no es barrera. Podríamos decir que: “allí donde ponemos el pensamiento, allí estamos”, como también: “en lo que piensas, te conviertes”.  Pero tan solo con dejar de pensar en ello, la energía percibida se retira, recuperándose el estado de energía natural propio.  Pero si al irse de la casa el visitante, sigue sintiendo el malestar, y no se le va, esta puede ser una señal de que se ha “contagiado” su campo magnético con energías de la casa que visitó, esto ocurre cuando ciertas energías se adhieren al campo magnético y no se van fácilmente. Es en este caso que deberá proceder a limpiarse energéticamente, de lo contrario las energías absorbidas estarán influenciando negativamente en su sentir, pensar y obrar en la vida diaria. Esto último ocurre muy a menudo en muchas personas, las cuales son “sensitivas inconscientes”, es decir, que no saben lo ‘sensible-perceptivas’ que son, y andan por la vida sintiendo y absorbiendo energías de otras personas y de lugares, sin jamás sospechar que lo que sienten ‘no les pertenece’, que lo han absorbido, convirtiéndose en ‘suciedades en su campo magnético’. Esto les ocurre a muchas personas. ¿Podemos ver la importancia que tiene tomar consciencia de este tema y aprender a limpiarse energéticamente…?

            Hablamos hasta ahora del “sensitivo”(3) que ha visitado la citada casa. Veamos ahora qué ocurre con las personas que “viven” en esa misma casa. Aunque lo quisieran, les sería difícil superar las situaciones discordantes por que ya el ambiente del hogar está vibrando con una cualidad negativa de vibración (generada por ellos mismos), lo cual influye en todo momento en quienes viven en dicha casa. Como vemos, es como “un círculo vicioso”, y si bien decimos que es ‘difícil’ elevar las vibraciones en un ambiente tan adverso, ello no es imposible. De gran ayuda será, además de “desear cambiar para bien”, limpiar el ambiente energético de la casa, y hay muchas formas de hacer esto, con fe y persistencia, ya que una casa puede necesitar más de una limpieza energética para cambiar su vibración.
(Ya se dieron pautas a este respecto en este blog. Véase: “Ejercicios de Luz”. 1° Parte, en el tema ‘Despejamiento psíquico de una casa’).

La tarea principal en cualquier limpieza energética, y por donde hay que empezar, es por cambiar la vibración en ‘uno mismo’; esto puede hacerse de muchas maneras y valiéndose de distintas herramientas, pero esencialmente es la toma de consciencia de la Verdad del Ser, en forma ‘Presente’,  lo que eleva la vibración en forma segura y más perdurable.
Además de la toma de conciencia de uno mismo como ‘Luz’ (el Ser) para elevar la vibración, puede ayudar también si mantenemos limpio energéticamente el hogar donde vivimos, y si no podemos hacerlo como quisiéramos por que las personas que conviven con nosotros no creen en estas cosas y se niegan a cooperar, al menos sí podemos limpiar energéticamente nuestra propia habitación.

Para cambiar la vibración, hay que centrarse en el YO VERDADERO(4) y comenzar por vigilar nuestros pensamientos y emociones, no permitiendo que se “disparen” solos en cualquier momento generando bajas vibraciones. Esta es la tarea básica.

Para quien recién se inicia en esta ardua tarea, puede parecerle una labor imposible “controlar” los pensamientos, ya que estos fluyen permanentemente, pero no es imposible. Controlar no significa aniquilar ó matar los pensamientos. Nuestra mente pensante está  “habituada”  a  pensar,  y  por  lo  general  este  mecanismo repetitivo  del  pensar  está vinculado a emociones también mecánicas; es decir que al dispararse una emoción, esto trae inevitablemente pensamientos asociados a dicha emoción, y a la inversa, a veces un pensamiento que surge puede atraer también una emoción afín, extraída del almacén de la memoria. Así funciona habitualmente la persona humana. A esto le podríamos llamar “el hombre mecánico”, ó la mente mecánica, ya que actúa por hábito.  
La memoria, el recuerdo y la comparación forman parte de la mente mecánica. El cambiar esa mecanicidad, es cambiar hábitos de respuesta internos. ¿Cómo hacerlo? Comencemos por comprender estos temas, conocernos más y mejor, observándonos, y no permitamos que “los pensamientos nos actúen”, esto significa que aunque al principio es inevitable que los pensamientos mecánicos (por lo general negativos) lleguen, sí podemos evitar que prosigan ó que se conviertan en acción. Esto sí está en nuestras manos. Luego,  con el tiempo, el plano mental y emocional se limpiará y armonizará de tal forma que la mente dejará de ser mecánica, estará más lúcida y meditativa, y se convertirá en “canal” para la afluencia creativa de energías espirituales. Esto último ocurre, en parte, en individuos que ya vienen transitando el Sendero interior.
    
            En síntesis, las ‘suciedades’ que se impregnan en nuestros cuerpos sutiles tienen que ver, como estuvimos viendo, con energías de emociones y pensamientos, principalmente; y estos pueden provenir de 2 lugares: del interior de la propia persona, siendo las energías contaminantes de su propia creación, y del exterior, es decir, de energías astrales y de pensamiento de otros, así como de ambientes y sitios impregnados con bajas frecuencias de pensamiento-sentimiento donde uno ha estado. En ambos casos, tanto si la suciedad proviene del interior como del exterior (ó de ambos), la limpieza es necesaria.

            Una limpieza energética personal debería efectuarse a diario, como mínimo, sobre todo, teniendo en cuenta que en la vida diaria nos encontramos en situaciones, en ambientes y con personas que emiten vibraciones de sentimiento y pensamiento de todo tipo que impactan en nuestras auras, sin que en el momento lo advirtamos, y el resultado de esto es que nuestros campos magnéticos terminan afectados, infectados energéticamente. También será necesario, con cierta periodicidad, limpiar energéticamente el hogar donde vivimos, y los sitios en los que pasamos gran parte de nuestro tiempo, como nuestro lugar de trabajo, o el sitio de reunión de algún tipo de actividad comunitaria… Eso es muy importante porque las suciedades energéticas traban el libre fluir de la vida y de los buenos planes que podemos tener. Reflexionar un instante en este tema es necesario para tomar consciencia de la importancia que tiene crearse el hábito de ejercer la limpieza energética.

            Existen muchas y variadas técnicas que pueden ser útiles y eficaces para efectuar una limpieza áurica, pero no todas las técnicas limpian de la misma manera y en la misma profundidad. El estudiante debe experimentar por sí mismo, y emplear las que considere más apropiadas según su necesidad. Esto requiere por un lado de práctica, estudio y perseverancia, y por otro lado de autoobservación y discernimiento.
            La MEDITACIÓN, por ejemplo, es una práctica que conduce a la alineación de la persona humana con las energías de su Yo Superior. Al producirse esta alineación, los cuerpos inferiores reciben la afluencia de las energías espirituales, lo cual eleva las vibraciones, y la consecuencia de esto es purificación y limpieza. Por lo tanto la meditación es una herramienta válida. Técnicas de imposición de manos donde se canaliza energía, como por ejemplo REIKI (ú otras…),  también elevan las vibraciones produciendo purificación y limpieza. Pero la mayoría de estas prácticas mencionadas producen un determinado grado de limpieza “por añadidura”, es decir, como consecuencia ó efecto. Pero aquí nos ocupamos de conocer que existen técnicas directas de limpieza, es decir donde nuestra intención está puesta directamente sobre la limpieza. Cuando practicamos técnicas con ‘intención clara’ hacia el propósito deseado, el efecto y resultado se potencian. Es necesario emplear estás prácticas por que algunas infecciones energéticas son “pesadas” y rebeldes (no se quieren ir…) y necesitan ser “expulsadas” del aura. Por eso,  además de la meditación, el reiki, etc., aquí proponemos practicar técnicas con intención directa de limpieza. (Vale decir que existen ciertas ‘esencias florales’ que pueden ayudar a la limpieza energética).
       
            Una técnica simple, pero no por simple menos efectiva, para la limpieza del huevo áurico, es pedir (con las palabras de cada uno, y según sus creencias) que se limpien nuestros cuerpos y nuestra aura, y una vez pedido, quedar en meditación de silencio, sin ser molestados, durante unos 10 minutos. Cuando sentimos que ha finalizado, pedir (en pensamiento) que las energías liberadas sean elevadas a donde correspondan que estén según la voluntad y sabiduría divinas (o pidiendo que sean transmutadas o reubicadas según la Voluntad Suprema).

     La razón de permanecer en silencio interior después de pedir (ó afirmar) por la limpieza, es que la simple “intención” clara pone en acción a las energías superiores, que son las que descienden para producir la limpieza energética. Por eso, lo único que hacemos es el pedido o afirmación consciente, y luego el silencio dando lugar a que ello ocurra, ya que en ese momento lo que ocurre ya no está en nuestras manos, lo realiza el Yo Superior (y los ayudantes invisibles). En síntesis, pedimos y esperamos en fe, y resulta!.  Cuanto más se practican estas limpiezas, más efectivas se vuelven.

     El anexar aromas purificadores de ambientes, como por ejemplo, el tradicional incienso (o sándalo, rosas, etc.) es muy útil y efectivo; porque ciertos aromas inciden naturalmente en el plano astral ahuyentando frecuencias bajas. (Los colores, los símbolos y los aromas contienen una “vibración” acorde a su cualidad).

     También existe la posibilidad de pedir ser limpiados energéticamente durante la noche mientras nuestro cuerpo físico duerme. Si lo pedimos antes de dormirnos, esto ocurrirá durante la noche.
     De la misma forma en la que procedemos para ser limpiados energéticamente, podemos proceder para evitar ensuciarnos energéticamente o “infectarnos” de vibraciones indeseables. Si por ejemplo vamos a asistir a algún sitio del cual sabemos, (por que ya hemos estado allí ó por que así lo intuimos) que es denso ó bajo energéticamente podemos meditar con la intención de “protección energética” antes de partir hacia ese lugar; (decir simplemente: “meditación de limpieza”, y quedar en silencio meditativo unos minutos). Esto “también funciona”. Pruébelo ud. mismo.

     Ser conscientes de estos temas, y tomar la responsabilidad de mantenernos ‘limpios’ energéticamente, en nuestro campo magnético, es un beneficio no solo para uno mismo, sino también para nuestro entorno.
     De la misma manera, retransmitir estos conocimientos, ayudando a conscientizar a otros, es servicio, un bien realizado, al cubrir necesidades internas poco comprendidas.

                                                      
                                                                                
     
Glosario:

1-      Alma humana y alma divina: Para un estudio más detallado sobre este tema puedes visitar: http://estudios-sobre-el-alma.blogspot.com.ar
2-      Clarividente: Es quien posee la facultad de “ver” en los planos sutiles, es decir más allá del físico, que es donde todos vemos. Existen muchos tipos de clarividencia: clarividencia etérica, clarividencia astral, clarividencia mental, etc. dependiendo del plano en el cual el clarividente puede percibir. Cuando aquí hablamos de “buen clarividente” nos referimos a la amplia y muy rara facultad de clarividencia que es la que hace posible tener una visión perceptiva en todos los planos, del etérico al espiritual. Esta facultad completa podemos decir que casi no existe entre los hombres en el actual estado evolutivo. Muchas personas tienen apenas algo de esta facultad despierta y por lo general con dificultad de interpretación de lo que es visto y del plano en el cual se está viendo.
3-      Sensitivo: Empleamos esta palabra para designar a quienes son muy sensibles a nivel perceptivo, es decir que pueden “sentir”, más allá de los sentidos físicos, lo que sucede energéticamente en los planos sutiles. Existen muchos grados de sensibilidad. Un sensitivo puede sentir, por ejemplo, el estado emocional de otra persona, ó sentir también, además, su estado de salud, teniendo a esa persona cerca ó tan sólo con pensar en ella la percibe. Además de percibir las energías astrales y mentales, se puede tener la refinada sensibilidad de percibir energías superiores, espirituales, de paz y luz. Un sensitivo atento y entrenado puede llegar a percibir la atmósfera energética de una ciudad, las diferencias energéticas entre un barrio y otro de esa ciudad, etc.  Ser sensitivo no implica ser clarividente; el sensitivo no “ve”, “siente”, y el clarividente (a menos que también sea sensitivo) no siente, solo ve.
4-      El Yo Verdadero: Es el Ser, el Atman, el Espíritu, La Luz Eterna e inextinguible. Habitualmente el ser humano emplea la palabra “yo” para designar su cuerpo, sus deseos, sus emociones, sus pensamientos, sus actividades, etc., pero solo un ser consciente emplea la palabra YO con consciencia espiritual.


                                                               


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