Una respuesta:
La
clave es el corazón, no el cerebro.
Muchos esoteristas y meditadores se
centran en el ‘tercer ojo’, en la pineal, etc., y yerran, porque esos centros,
de la cabeza, se despiertan cuando se abren los pétalos de la Flor del alma en
el corazón.
Hasta que el corazón no se ilumina,
al menos hasta cierto punto, los centros de la cabeza no van más allá… Hay un
sincronismo en ello…
Si se fuerza con ejercicios a los
centros de la cabeza, sin apertura del centro ANAHATA, habrá desequilibrio.
Por eso es correcto centrarse en el
corazón (suavemente, sin forzar nada…), y dejar que lo otro suceda por sí solo,
cuando tenga que suceder…
El corazón es la regla, el inicio,
la base, el cimiento de la MEDITACIÓN.
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