martes, 23 de diciembre de 2014

EJERCICIOS DE LUZ. 2° PARTE



(Del libro: “Manual de Ejercicios Pleyadianos de Luz”.
Ejercicios útiles que pueden servir a los estudiantes)


2º PARTE: AUTOSANACIÓN Y DESPEJAMIENTO


         Temas tratados en esta 2° parte:

1-  Despejamiento con ‘rosas’.
2-  Despejamiento de los chakras.



Las técnicas ofrecidas en este capítulo pretenden incre­mentar tu capacidad de auto-sanación y auto-despejamiento de un modo fácil y eficiente a medida que avanzas en tu crecimiento espiritual normal y en la expansión de tu conciencia. Los Ejercicios Pleyadianos de Luz, que em­piezan en el capítulo siguiente, además de acelerar el crecimiento y expansión espirituales, también acelerarán el afloramiento de pautas kármicas, pensamientos y creen­cias que precisen ser despejados, además de bloqueos de energía de diversas fuentes. A veces es posible que te veas trabado en imágenes pasadas, emo­ciones reprimidas o pensamientos negativos. Cuando sur­jan éstos u otros problemas, pueden resultar valiosas y capacitadoras las herramientas de autoayuda presentadas aquí.
Se recomienda vivamente, por lo tanto, que te moles­tes en aplicar los siguientes métodos de entrenamiento como preparación para enfrentarse a lo que surja en tu proceso de despejamiento del modo más fácil y elegante posible. La liberación desencadenada por los Ejercicios Pleyadianos de Luz y la continua evolución espiritual no sólo se dan durante las sesiones, sino que a menudo tam­bién después. Al abrirse a frecuencias cada vez más altas de las energías Ka (solar) y del Yo Superior, las energías más densas contenidas en tu cuerpo y aura se «consumen» de modo natural. Cuanto más eleves el nivel vibratorio, se producirá un mayor «consumo» --o «fuego interno».

A medida que madures espiritualmente, empezarás a reconocer este consumo como liberación y transmutación de energías pasadas y te identificarás cada vez menos con ellas. Las cuestiones que surjan durante o después de las sesiones de sanación ya no tendrán tanta importancia. Aunque a veces se vean intensificadas por el influjo de energías vibratorias superiores, te encontrarás más capaz de preguntar: «¿Qué necesito aprender de esto?» en lu­gar de reproducir escenas de tu vida diaria como si fueran reales. Utilizarás tu habilidad de auto-sanación y despe­jamiento para ocuparte de estas cosas y seguir adelante. Esta es la gracia natural que se adquiere con la experien­cia; las técnicas efectivas son parte de esa gracia.
Piensa en el tiempo y en la energía que inviertas en el aprendizaje de las técnicas de este capítulo como una inversión en un futuro más pacífico y lleno de gracia.


Despejamiento con rosas

(Aclaración: El empleo del símbolo de la rosa para meditar puede tener diferentes significados u objetivos.Si la meditación se centra en el símbolo mismo de la ROSA, este será un tipo de Raja Yoga, es decir una manera de entrar en una esencia de energía superior del Ser, a través del símbolo en el cual se medita. Ya fue ofrecida una meditación de este tipo en otro blog. Pero en este capítulo, las rosas se emplean con otra intención, la de "despejamiento" y limpieza energética. Todo depende de la "intención" con que se emplee el símbolo).

La visualización y el despejamiento psíquico utilizando imágenes etéricas de rosas llevan siendo de uso corriente durante al menos varios siglos. Según mis recuerdos de vidas pasadas el uso de rosas en prácticas espirituales se remontan al siglo XII. Ciertamente, es posible que el despejamiento con rosas se remonte aún más atrás. La 'rosa' como símbo­lo de sanación es una herramienta muy efectiva en el pro­ceso de despejamiento propio y de otras personas.
Así como ‘el loto’ se ha utilizado a través de las eras como símbolo de iluminación, la rosa se ha utilizado para simbolizar y presentar “la pureza del Ser” dentro de uno mismo. Lo que esto significa es que las rosas tienen la capacidad de eliminar las energías antinaturales y ajenas al ‘Ser Intimo’, ajenas a tu modo de ser esencial e inherente que se encuentren dentro de tu campo energético.
Por ejemplo: Si sientes congestión en el chakra del corazón y sospechas que se debe a que has absorbido el desequilibrio energético de otra persona, puedes liberar la energía ajena con una rosa. Limítate a colocar la imagen de una gran rosa abierta en el chakra del corazón y, con la imagen de la persona en su interior, deja que la rosa se llene de la energía ajena. Después, elimina de tu chakra del corazón la rosa llena de la energía de la otra persona, envía la rosa al exterior de tu aura, incluso al exterior del edificio en que te encuentres, y visualízala disolviéndose, vaporizándose o, simplemen­te, haciendo «puf». La energía de la otra persona se disol­verá con la rosa. (Al desaparecer la rosa, la energía expul­sada del chakra del corazón se neutraliza y vuelve a la persona a la que pertenece).
Esta técnica se llama «soplar rosas».

Date cuenta de que siempre es importante que so­ples las rosas en el exterior de tu campo áurico. Si disuel­ves la rosa dentro de tu aura, la energía de la otra persona se neutralizará un poco, pero aún la tendrás en el interior de tu espacio.
En otras palabras, si absorbes los miedos de otra per­sona hacia el chakra del corazón y luego extraes el miedo hacia una rosa para devolvérselo, lo que la persona recibe no es miedo sino energía emocional ‘neutralizada’. La per­sona a la que devuelves la energía es libre de hacer con ella lo que desee. Puede volver a convertir la energía en miedo o elegir utilizarla de algún otro modo. Te liberas de la energía de un modo tan suave que no magnetizará nin­gún karma de esa persona.
Algunos métodos psíquicos o espirituales enseñan téc­nicas como la colocación de espejos alrededor de la ener­gía o alrededor de la otra persona para que el espejo de­ vuelva al intruso el reflejo de lo que te fue enviado, pero diez veces más fuerte. Otros te enseñarán a formar una bola con la energía y devolverla al intruso psíquico. Estos tipos de prácticas te hacen caer en la ‘guerra psíquica’ y generan karma. Cualquier práctica que pueda causar daño a otra persona crea un enlace kármico entre esa persona y tú. También existe una gran posibilidad de que absorbas más responsabilidad kármica que la otra persona debido a tu intento de devolver un daño mayor que el daño que te fue enviado, en lugar de limitarte a protegerte.
En último término, te corresponde a ti la responsabili­dad de no permitir que te llenen de «basura psíquica» o te conviertan en víctima. De modo que, si tienes un proble­ma relacionado con tus límites, necesitas conocer los lí­mites saludables en lugar de culpar a otros de verter algo en ti y castigarlos por ello. Esto de ningún modo niega a la otra persona su responsabilidad de aprender a no hacer daño. Todos somos responsables del efecto que provoca­mos en otros, eso forma parte de estar en un planeta en el que hemos aceptado la creación compartida. Lo que esto significa es que eres responsable de eliminar de ti el mal sin dañar por ello a nadie siempre que esto sea posible. El uso de rosas será un modo muy efectivo de asumir este tipo de responsabilidades.


A continuación sigue el primer ejercicio para el uso de rosas:

1. Cierra los ojos y conéctate a la tierra.
2. Comprueba el aura y expándela 60 o 90 centímetros alrededor del cuerpo en todas direcciones.
3. Comprueba los colores de los límites y haz los ajus­tes necesarios.
4. Visualiza en el aura y delante de los ojos una rosa abierta de cualquier color. Sigue visualizándola hasta que parezca real. Trata de verla o imaginarla con el mayor detalle posible.
5. Expulsa a la rosa fuera del aura y haz que desaparezca (que se disuelva o explote desintegrándose).
6. Ahora crea una rosa en el centro de la cabeza. Haz que absorba la energía de otras personas que pudiera ha­ber allí. Prolonga la visión de la rosa dentro de la cabeza unos treinta segundos.
7. Expulsa la rosa de la cabeza y del aura y haz que desparezca.
8. Ahora crea una rosa en el exterior del aura enfrente de ti.
9. Piensa en alguien con quien hayas tenido un proble­ma reciente o con quien te sientas mal. Trata de ver el rostro de esta persona en la rosa y pide a la flor que despeje los pensamientos negativos que tengas sobre esa persona o de aquella energía suya que pueda haber en ti.
10. No dejes de mirar a la rosa durante unos treinta se­gundos. Puede que veas que se cierra del modo como algunas flores lo hacen por la noche. Esto indica que la rosa absorbe algo.
11. Haz que la rosa se eleve por encima de tu casa y disuélvela.
12. Si esta última rosa se ha cerrado del todo, indicando que ha absorbido mucha energía de la persona elegi­da, crea una nueva en el exterior del aura con la imagen de la misma persona. Sigue mirándola hasta que esta rosa se llene completamente o deje de cerrarse cuando quede parcialmente llena de la energía de la persona o de tus pensamientos negativos sobre esa persona, (lo primero que ocurra).
13. Coloca de nuevo la rosa por encima de tu casa y haz que desaparezca.
14. Opcional: Si la última rosa se ha llenado del todo, puedes continuar el proceso de crear y disolver rosas con la imagen de esta persona hasta que una rosa no se vea afectada durante diez segundos. Entonces sabrás que has liberado la mayor cantidad de energía posible relativa a esa persona en este momento.

(En el empleo de rosas para liberar energías hay que ser creativos. Aquí se dan ejemplos de su uso, pero una vez que te familiarices con estos ejercicios podrás crear tus propias formas de emplear las rosas. La esencia del trabajo es que la imagen de la rosa creada en tu mente con la intención enfocada absorbe las energías densas y luego elevas y disuelves la rosa, neutralizando así la energía. Esa es la base.)


Las rosas también se pueden usar para despejar asun­tos problemáticos de la vida. Para despejar miedos, por ejemplo. Colocas ‘el miedo’ que tienes dentro de una rosa fuera de tu aura, y la disuelves como ya se ha explicado.

(También puedes colocar una rosa en cada riñón, que es donde, según la milenaria medicina china, se alojan los miedos, y luego disolver ambas rosas como se explicó, es decir, elevándolas fuera del aura y desintegrándolas. Para extraer la ira reprimida puedes colocar una rosa en el hígado y desintegrarla, y repetir el procedimiento cuantas veces sea necesario. Puede que sea necesario insistir durante días, meses, o más, dependiendo de la gravedad. Para disolver ansiedad y preocupación hacer lo mismo colocando rosas en el estómago, y disolviéndolas. Para la pena, la tristeza y la depresión las rosas deben colocarse dentro del pecho, timo y corazón, y disolverlas luego).

Otro modo de usar rosas en asuntos vitales es crear un símbolo o una imagen para el problema en cuestión. Por ejemplo, si te cuesta mucho confiar incluso en personas dignas de confianza, imagina un símbolo o una imagen que represente desconfianza. Imagina incluso la palabra desconfianza en letras grandes y utilízala como símbolo. Usarás el símbolo en la liberación de imágenes, emocio­nes, u otras energías bloqueadas relativas a tu desconfian­za.
Después puedes sentarte y hacer fluir energía mientras sigues soplando rosas con el símbolo dentro, hasta que las rosas dejen de llenarse de energía mal equilibrada. Hacer fluir energía al soplar las rosas te ayuda a liberar las energías bloqueadas contenidas en los chakras relaciona­dos con el asunto en cuestión.


El ejercicio siguiente es un modo de usar rosas para el despejamiento:

1. Cierra los ojos. Conéctate a la tierra y haz los ajus­tes de aura precisos.
2. Visualiza al sol cósmico de oro sobre ti (a unos 80 cm sobre tu cabeza) y haz fluir la luz dorada a lo largo de los canales (descendente y ascendente) de la columna, como se describe en el capítulo anterior (Ver “Ejercicios de Luz. 1° Parte”). Cuando esta luz fluya plenamente, ponla en Automático.
3. Extrae energía de la tierra a través de los pies y las piernas y deja que se fusione con la luz dorada y que suba por la columna y salga por los brazos y la cabeza. Cuando fluya suave y completamente, ponla también en Auto­mático.
4. Deja que las energías cósmicas y terrestres sigan fluyendo mientras dure la sesión de despejamiento. Pien­sa en algo que quieras tratar, por ejemplo, un vicio como ‘morderse las uñas’ o ‘fumar’. También puede ser una actitud o una tendencia emocional, como inseguridad, culpabilidad, victimismo, desconfianza, vergüenza o mie­do a las arañas. Sea lo que sea, imagina un símbolo para el problema.
5. Crea en el exterior del aura la rosa del color que te venga a la mente y coloca el símbolo dentro de la rosa.
6. Respira profundamente para favorecer la liberación mientras miras a la rosa. Una vez llena de la energía libe­rada relativa a tu problema particular, disuélvela.
7. Continúa soplando rosas con el símbolo escogido en su interior, creándolas y disolviéndolas en el exterior del aura, hasta que la última rosa no se vea afectada du­rante al menos diez segundos. Luego disuelve esa rosa.
8. Continúa canalizando energía y meditando o abre los ojos para finalizar.


Un último uso de las rosas es la autoprotección.

Las rosas se pueden mantener en el exterior del aura con un tallo que las conecte a la superficie de la tierra en todo momento para alejar influencias no deseadas y definir tus límites. Tenderán a absorber energías perdidas y extrañas a tu alrededor impidiendo así que entren en el aura. Las rosas de los límites no se ocuparán de todo, pero ayudarán mucho.
Puedes tener una rosa gigante enraizada en la superfi­cie de la tierra delante del aura. O preferir cinco rosas en el exterior del aura: una delante de ti, una detrás de la espalda, una a cada lado y una encima de la cabeza.
El cordón de conexión a la tierra se ocupa de proteger tu extremo inferior.

 Evita cualquier tendencia a usar estas rosas de un modo paranoico (u obsesivo). No se trata de un recurso a utilizar porque «alguien» vaya a por ti. Esta técnica no es más que un recurso para ayudar a responsabilizarte perso­nalmente de tus límites y tus opciones. Es especialmente útil si eres muy sensible o tienes antecedentes de ser una ‘esponja psíquica’.
Puede que durante el mero proceso de colocar las ro­sas en los cinco puntos del exterior inmediato del aura encuentres que no dominas su parte posterior. En otras palabras, la parte posterior del aura puede encontrarse muy disipada o puedes tener menos conciencia de ella que del resto del aura. Tener paciencia para visualizar una rosa allí y para sentir el espacio entre tu cuerpo y la rosa fortalece de modo natural esa parte de tu aura y te hace que la espalda sea menos susceptible a invasiones e inclu­so a daños psíquicos.


Veamos con más detalle cómo establecer rosas en los límites para protección:

1. Tras cerrar los ojos, conéctate a la tierra y ajusta el aura cuanto necesites.
2. Visualiza una rosa de cualquier tamaño y color que te parezca bien y colócala en el exterior del aura delante de ti. Trata de verla en detalle.
3. Imagina la rosa unida a un tallo enraizado en la tierra. Haz que la rosa permanezca allí hasta que la disuel­vas de modo consciente.
4. Visualiza otra rosa en el exterior izquierdo del aura.
5. Coloca también un tallo con raíz en esta rosa y de nuevo haz que permanezca allí hasta que la disuelvas.
6. Ahora coloca una rosa enraizada a la derecha en el exterior del aura. De igual modo haz que permanezca allí.
7. Coloca otra rosa sobre la cabeza y en el exterior del aura. De nuevo haz que tenga tallo y raíz y que se quede allí hasta que la retires.
8. Finalmente, visualiza una rosa con tallo en el exte­rior del aura detrás de la espalda. Si es necesario, utiliza la respiración y haz que el aura se extienda y se fortalezca por detrás unos 20 o 30 centímetros. Haz también que esta rosa se quede hasta que vuelvas a ella.
9. A fin de reforzar la efectividad del intento, disuelve cada rosa y cada tallo en el orden que las creaste. Luego repite los pasos desde el 2 hasta el 8 para darte rosas nuevas en los cinco puntos. Si necesitas repetir los pasos unas cuantas veces para que las rosas parezcan más reales, hazlo ahora.
10. Cuando acabes, deja las rosas en su sitio hasta que vayas a la cama. Al irte a la cama, mira si las rosas aún pa­recen frescas, si se han cerrado o si parecen marchitas. Su estado será un buen indicador de lo que han estado ha­ciendo a tu favor. Una vez hechas estas observaciones, repite de nuevo los pasos, primero disuelves las rosas existentes y luego colocas unas nuevas.

Cuando empieces a utilizar rosas alrededor del aura se recomienda que las disuelvas y coloques otras nuevas al menos dos veces al día durante unos días hasta que permanezcan intactas en el momento de comprobarlas. Aho­ra yo sólo cambio mis rosas del aura alrededor de una a dos veces por semana, aunque al principio solían llenarse de energía extraña y hacía falta reemplazarlas al menos diariamente. Descubre tus propios requisitos personales experimentando.



Despejamiento de los chakras

Este proceso utiliza un modo avanzado de la técnica de despejamiento de la ruta espinal para hacer fluir energías cósmicas y terrestres mostrada en el capítulo anterior (la 1° parte). Básicamente, puedes dirigir conscientemente el flujo de estas dos energías a lo largo del canal de la columna por delante y detrás de cada chakra empezando con la coronilla y descendiendo hasta el primer chakra o de la raíz. Esto irriga los chakras y les da energía de un modo mucho más efectivo que el simple flujo de energías a través de la columna.
Esta técnica puede hacer que se sientan y se liberen emociones. Puede que experimentes mucho calor o movi­miento de energía durante el proceso. O puede que notes la experiencia profundamente reconfortante, relajante y refrescante. Respirar en profundidad hacia las áreas en las que sientas intensidad o contracción pronto aliviará cual­quier incomodidad, o bien provocará la liberación de las emociones. Si notas que el proceso tiene cierta intensidad, llega sólo hasta donde te parezca bien. Por ejemplo, si te empiezas a sentir un poco consumido o sobrecargado des­pués de despejar sólo dos o tres chakras, déjalo en ese momento. Puedes seguir donde lo dejaste más tarde, ese día o al siguiente.
En general, se recomienda que utilices esta técnica sólo una o dos veces por semana a no ser que se te guíe claramente en sentido contrario. Aunque te resulte agradable y te produzca un efecto calmante, el despejamiento y la sanación continuarán después de la meditación. En­cuentra el ritmo y el paso adecuados y disfruta.


Procede de la siguiente manera para despejar los chakras:

1. Conéctate a la tierra.
2. Extiende el aura y comprueba los colores de los límites (visualizando el ‘ovoide’ o ‘esfera’ áurica luminosa y uniforme).
3. Comprueba y reemplaza las rosas de los límites en las zonas anterior, posterior, superior, izquierda y derecha de ti (si es que estas empleando el método de protección del aura con rosas).
4. Coloca el sol dorado sobre la cabeza y haz fluir la energía por la columna en sentido descendente y luego en ascendente. Recuerda que un 10% baja por el ‘cordón de conexión a la tierra’ a través de la base de la columna y el resto sube de nuevo por la parte anterior del tórax. En la garganta la energía restante se divide en tres partes iguales que fluyen por los brazos y por encima de la cabeza. Cuando fluya suave y plenamente, ponla en “Automático”.
5. Ahora invoca y haz fluir la energía terrestre a través de los pies hasta la altura del primer chakra. Se fusionará con la luz dorada en el primer chakra y la mezcla fluirá hacia arriba. Coloca el flujo de energía terrestre en ‘Auto­mático’.
6. Ahora coloca “un manto de rosas” alrededor del aura para que absorba aquello que se libere. Esto evitará que las energías liberadas se queden en el campo áurico.
7. La coronilla, o séptimo chakra, gira en la parte su­perior de la cabeza y no tiene lado posterior. Haz fluir la fusión de energías dorada y terrestre a través de este chakra para que irrigue, despeje y fortalezca su flujo. Normal­mente basta con hacerlo uno o dos minutos.
8. Cierra el flujo hacia la coronilla y haz fluir las energías a través de las partes anterior y posterior del tercer ojo o sexto chakra. De nuevo, de uno a dos minutos es suficiente.
9. Cierra el flujo hacia el tercer ojo y haz que la combinación de energía descienda por el chakra de la garganta, componiendo la misma pauta de flujo por delan­te y por detrás. Después de uno o dos minutos, apágalo.
10. Lleva la fusión de luz dorada y energía terrestre al cuarto chakra o del corazón en el centro del pecho. Dirige la energía hacia las partes anterior y posterior de este chakra igual que en los anteriores. Después de uno o dos minutos, cierra el flujo al chakra del corazón.
11. Repite el mismo proceso para las partes anterior y posterior del tercer chakra (umbilical o plexo solar). Cierra el flujo después de uno o dos minutos y continúa.
12. Ahora haz fluir la mezcla de energías a través de las partes anterior y posterior del segundo chakra o centro sacro. Este chakra se encuentra dentro del cuerpo, a la altura del sacro (por detrás) y el pubis (por delante). Después de uno a dos minutos, apaga el flujo de energía.
13. Haz fluir las energías terrestres y cósmicas para que salgan por el primer chakra en la base de la columna. Igual que el chakra de la coronilla, no tiene parte posterior porque gira hacia abajo entre las piernas con su abertura apuntando hacia la tierra. Transcurridos uno o dos minu­tos, apaga el flujo en este chakra y reanuda el flujo normal de energía sólo a lo largo de la ruta espinal y los cana­les de los brazos.
14. Retira el manto de rosas que te rodea el aura y lo elevas sobre tu casa haciéndolo estallar; así se disuelve (neutralizándose las energías absorbidas).
15. Si deseas continuar meditando, usa tu propio jui­cio y decide si deseas seguir haciendo fluir energía de modo automático o cambiar a manual, lo que permite el apagado.
16. Al terminar abre los ojos y puedes «inclinarte para descargar» con las palmas sobre el piso, si lo sientes necesario.


(Estos ejercicios se basaron en el sistema de chakras, pero hay que tomar en cuenta que existen seres humanos en los cuales ya se está instalando un sistema energético nuevo, que está reemplazando al de los conocidos y milenarios ‘chakras’. En la actualidad, en muchos seres humanos se activan nuevos centros energéticos y otros que estaban vigentes van perdiendo su actividad siendo sintetizados y/o reemplazados. Todo obedece a la formación de una nueva raza de hombres, lo cual está en proceso. A quien le interese, puede investigar el “Sistema del Consciente Derecho”).



(“Autosanación y Despejamiento” continuará en la 3° parte)





lunes, 22 de diciembre de 2014

EJERCICIOS DE LUZ. 1ª parte: Limpieza energética y autotransformación. 1° PARTE



(Del libro: “Manual de Ejercicios Pleyadianos”,
de Amorah Quan Yin)



PARTE: “LÍMITES SALUDABLES”



            Temas tratados en esta 1° parte:

1-    Conexión a Tierra.
2-    Sanación y despejamiento del aura.
a)      Establecimiento de un aura uniforme.
b)    Lluvia de Luz Dorada.
c)    Fuego Violeta.
3-    Limpieza energética de la ruta vertebral.
4-    Despejamiento psíquico de una casa.



Al actuar los Ejercicios Pleyadianos de Luz en los cuerpos de energía sutil, despejando emociones y bloqueos antiguos de energía, así como energías de otras personas que hayas podido absorber, es esencial que pri­mero conozcas ciertas herramientas psíquicas básicas de cuidado personal. Te será de ayuda leer los procesos antes de realizarlos. A veces necesitarás trabajar un proceso unos días, antes de pasar al siguiente. En particular, después de despejamientos intensos necesitarás un tiempo de asi­milación.
La información (aquí dada) puede resultar familiar a algunos. En este caso hojéalo hasta encontrar algo nuevo o diferente de lo aprendido hasta ahora. Compara los procesos con los anteriores para encontrar cuál es mejor para ti. Es importante que seas capaz de usar las técnicas, o equivalentes, rápida y eficazmente.


Conexión a la tierra

Aunque conexión a la tierra es un término usado con frecuencia en grupos espirituales y de sanación, significa cosas distintas para mucha gente. Para algunos puede sig­nificar ser conscientes de sentir los pies en la tierra, o puedes relacionarlo con lo que sientes al estar en la naturaleza. En esencia, estar conectado a la tierra significa estar en el cuerpo, consciente de lo que te rodea y presente y disponible para lo que ocurra. La técnica utilizada aquí para conectarse a la tierra consiste en la vi­sualización que consigue acercar más al cuerpo la Presencia espiritual y la Conciencia. Muchas de las personas ini­ciadas en la espiritualidad que meditan a menudo, así como otros que todavía no han fortalecido su conciencia, no han aprendido a conectarse a la tierra, tendiendo así a vagar por el éter encima del cuerpo. Si eres uno de ellos, puedes acabar muy propenso a absorber energía extraña -energía de otras personas u otros entes-. En el mejor de los casos, aun no siendo una esponja psíquica, no pue­des expulsar bien del cuerpo las emociones o el karma si no estás en tu cuerpo.
El enfoque espiritual pleyadiano incluye la iluminación y/o ascensión del cuerpo entero y a nivel celular. El ob­jetivo no es abandonar el cuerpo y trascender el plano físico; la meta es trascender ‘la creencia’ y el miedo a las limitaciones de lo físico. Se consigue descendiendo espi­ritualmente a la materia con el objetivo de despejarte de energías de baja frecuencia tales como emociones repri­midas, sistemas de creencias, juicios, control y otras ener­gías contraídas que son fuente de limitación en la tercera dimensión. Cuando lo consigues, permites que el Yo Su­perior se mezcle contigo como fue el caso del Cristo, Quan Yin y Buda. Esto se traduce no en un escape sino en una iluminación o ascensión de todos los chakras.
Esta meta espiritual requiere que te encuentres en tu cuerpo y por eso existe la necesidad de ‘conectarse a la tierra’.


La técnica usada para conectarse a la tierra es la si­guiente:

1. Siéntate en una silla cómoda con la espalda rela­tivamente derecha, los pies en el suelo sin cruzar ni pies ni manos y los ojos cerrados.
2. Mediante la respiración atrae la mayor intensidad posible de tu presencia consciente hacia el centro de la cabeza. Deja marchar los pensamientos perdidos que in­hiben este proceso hasta que te sientas centrado.
3. Ahora, realiza un par de respiraciones profundas. Fíjate hasta qué punto se expande el cuerpo al respirar, ¿qué zonas no se expanden?
4. Expande conscientemente más partes de tu cuerpo con la respiración hasta que inhales profundamente sin tensión ni incomodidad. Hazlo de dos a cuatro veces hasta que te sientas más vivo y presente en tu cuerpo.
5. Siente los pies en el suelo. Utiliza la respiración hasta que los pies parezcan vivos.
6. Sólo hombres: fija tu conciencia en el primer chakra, a la altura de la rabadilla. Visualiza un tubo o cordón es­piral de luz de unos 10 a 15 cm de diámetro acoplado al primer chakra. (Ver ilustración la en la página 116)
Sólo mujeres: fija tu conciencia en el segundo chakra, a medio camino entre el ombligo y la base de la espina dorsal. Visualiza un tubo o cordón espiral de luz de unos 10 a 15 cm de diámetro acoplado al segundo chakra. (Ver ilustración 1b en la página 117.)
Hombres y mujeres: sigue con la vista este cordón de conexión e imagínalo prolongarse hacia el interior de la Tierra mientras la conciencia permanece en el centro de la cabeza. Mira cómo el cordón atraviesa las capas terrestres hasta que llega al centro del planeta donde se sitúa el núcleo magnético o centro de gravedad. Puede que veas o sientas que se ancla el cordón de conexión sin poder ver más allá.
7. Tómate de medio a un minuto para respirar suave­mente, sintiendo los cambios en el cuerpo y la conciencia. En algunas ocasiones, clientes o alumnos han experimentado dolores o palpitaciones cuando se conectan por pri­mera vez. Algunos hasta han experimentado emociones ocultas que salen a la superficie. Si te ocurre esto, ten en cuenta que ese dolor, ya sea físico o emocional, es en parte la razón por la que no estabas conectado a la tierra, ya que el ser humano tiende por naturaleza a evitar sensaciones desagradables. Sin embargo, como ser cons­ciente de un problema es el primer paso para sanarlo, explora tus sentimientos con libertad y curiosidad mediante la respiración en lugar de contraerte o huir de ellos. Libérate de los juicios y el miedo a sentir e intenta asumir una acti­tud gozosa ante tu propia toma de conciencia de la nece­sidad de atención de esa área del cuerpo o esas emociones.
Dirige la respiración hacia la zona molesta. Lo normal es que sientas un alivio rápido. Si no es así, podría ser indicio de un problema crónico para el que necesitarás ayuda a no ser que sepas tratar ese tipo de situaciones. A lo largo del capítulo se proporcionarán más técnicas de despejamiento.
Si no experimentas molestias, puede que tengas cierta sensación de estar más presente y ser más real. Puede que te sientas relajado y el cuerpo un poco pesado al rato de tener enfocado el cordón de conexión.
8. Cuando te acostumbres al cordón de conexión, visua­liza un cambio de color en el cordón. Contempla el espectro completo de colores y varía los tonos y texturas de cada color. Que sea divertido. Mantén lo suficiente cada color notando el efecto sobre ti mismo en cada cambio. Explora todos los colores que se te ocurran además de los que se presentan aquí.
Empieza con los azules; cambia el color del cordón a azul pálido, luego a azul intenso, a azul marino, a azul verdoso y, finalmente, a azul cobalto.
Añade un poco de verde al azul y visualiza el cordón de un turquesa intenso, luego aguamarina pálido. Experimenta con los verdes: un verde pastel, un verde esmeralda, un verde selva, un verde oliva, un verde hierba, un verde amarillento pálido.
Después, visualiza los amarillos: amarillo pastel, ama­rillo brillante, amarillo dorado y amarillo mostaza. Ahora contempla tonos de naranja: naranja amarillento pálido, melocotón, naranja brillante como la fruta, salmón, óxido y naranja rojizo.


Visualiza los rojos: rosa pálido, rojo clavel, fucsia, rojo vivo, rojo sangre, granate y rojo violeta.
Ahora los violetas: azul lavanda, azul real, azul uva y azul violeta.
Luego intenta los blancos: blanco puro, blanco con destellos de luz, nacarado o perla, y crema.
A continuación, visualiza los tonos marrones: tostado, camello, chocolate, caramelo, marrón grisáceo como la corteza de un árbol.
Deja los colores metálicos para el final: plateado me­tálico, dorado metálico, cobre, platino y finalmente mezcla de plata y oro.
Encontrarás que algunos colores tranquilizan y calman y otros te hacen sentir más fuerte y más seguro de ti. Algunos colores te ayudarán a sentirte más en tu cuerpo mientras otros son desagradables y no favorecen la co­nexión. Encuentra los que te gusten y haz una lista comentando lo que te hacen sentir o, si tienes buena memoria, toma nota mentalmente.
9. Cuando termines de recorrer los colores, decide cuál quieres ahora. Elimina el primer cordón tirando de él hacia abajo y dejándolo caer hacia tierra. Ahora proporciónate un nuevo cordón del color elegido y envíalo al centro de la Tierra.
10. Abre los ojos.

A partir de este instante, si te despiertas cansado y gruñón, puedes usar el color del cordón que te haga sentir más ligero y activo. Si te encuentras pasando una época de dudas y falta de confianza puedes utilizar el color del cordón que te proporcione más cualidades positivas.
La conexión a la tierra no va a solucionar todos tus problemas ni va a hacer que desaparezcan los estados emocionales desagradables pero te puede ayudar a pasarlos más rápida y fácilmente. Saber qué color es mejor y para qué situación, te ayudará a mantenerte conectado y serás capaz de superar los momentos en que querrías abandonar.
Durante una semana aproximadamente empieza cada mañana desprendiéndote del cordón anterior y tomando uno nuevo. El color puede ser igual o distinto al anterior, de acuerdo con tus necesidades. Repite el proceso tantas veces como te acuerdes. Aunque al principio sean cincuenta veces al día, aunque estés paseando por la calle, o en el trabajo, crea un nuevo cordón. Cuanta más energía de pensamiento pongas en crear algo, en algo más real y duradero se convertirá. Lo harás con tal facilidad que podrás realizarlo con los ojos abiertos trabajando, paseando o estando dentro del coche.

Al cabo de aproximadamente una semana serás capaz de conectarte a la tierra por la mañana y lograr que te dure más. Con hacerlo una vez al día puede ser suficiente. Estarás tan familiarizado entonces con la diferencia entre estar conectado o no conectado, que sabrás cuándo nece­sitas reemplazar el cordón.
Mi experiencia personal y en la enseñanza a muchos alumnos no me ha hecho creer que el concentrarse durante una semana en conectarse a la tierra sea opcional -aunque algunos tengan tendencia a saltárselo. Aquellos que rea­lizan esta semana de forma consistente se sienten más co­nectados a la tierra, más presentes y disponibles para la vida y la sanación que aquellos que se han mostrado me­nos diligentes. Aquellos que se salten este paso pueden encontrarse con que el proceso de sanación dure más, que sus desarreglos emocionales se extiendan más en el tiempo y que su percepción sensorial plena les sea menos útil y accesible. Por ello insisto en que sigáis el proceso hasta que os resulte automático.
Después de realizar la meditación conectiva, como se detalla en los pasos del 1 al 9, no es necesario repetir toda la secuencia de colores a no ser que exista una razón personal para ello. Esa parte del proceso sólo tiene por objeto la identificación de los mejores colores para la conexión. Mi anécdota favorita sobre la conexión a la tierra ocurrió en una clase de meditación para niños que impartí hace unos años. Después de realizar la meditación de co­nexión que necesariamente tuve que abreviar, pedí a cada niño que expresara al grupo lo que sentía al estar conectado. La primera respuesta fue la de un niño de tres años y medio que dijo: «Es como mi mamá».
Otro niño de la misma edad respondió: «Se siente como en una tienda de salud, como algo bueno». Hizo una pausa, se movió un poco y añadió: «No sé si me gusta o no».
El resto de los niños dieron su versión de la conexión hasta llegar a la última, una niña de siete años que no quería hablar. Bajaba la cabeza hasta donde podía y parecía que iba a llorar. Yo sabía que sus padres se estaban se­parando y preparando el divorcio. También sabía que lo estaba pasando mal.
Dejé de mirar hacia ella y empecé a explicar al grupo cómo a veces cuando te conectas a la tierra te das cuenta de que hay sentimientos en ti de los que antes no eras consciente. Seguí diciendo: «A veces son sentimientos de ternura y de cariño, como los que ha descrito Elizabeth. Pero otras te hacen daño, como cuando sientes tristeza o rabia. El truco no consiste en hacer que desaparezcan, sino en seguir con ellos. Respirad muy profundamente e intentad sentirlos más intensamente. Entonces ocurre algo verdaderamente mágico. Después de unos minutos sin­tiéndolo, habrá desaparecido el dolor y ni siquiera sabréis cuándo se fueron. Os sentiréis bien de nuevo. Pero si no seguís con ellos y los sentís hasta que se vayan, se quedarán en el cuerpo esperándoos. De modo que es mejor sentirlos ahora en lugar de temer que vuelvan».
La niña triste no dijo nada. Sin embargo, después de unos diez minutos, cuando estábamos en medio de otro proyecto, se incorporó y exclamó: «¡Se han ido!» Luego bajó la cabeza con timidez al darse cuenta de que había gritado. Le pregunté qué se había ido. Respondió: «Los sentimientos, como tú decías. Estaba muy triste, pero he hecho lo que nos decías». Sus ojos estaban llenos de sorpresa y hasta de una cierta reverencia -como si quizá la técnica, o el profesor tuviera magia.
Unos días después llamó la madre de la niña para decirme que su hija había llegado del colegio muy agitada. Cuando su madre le preguntó qué le pasaba, la niña con­testó: «Tengo sentimientos, así que me voy a mi cuarto a sentirlos». Veinte minutos después salió de su cuarto ves­tida para salir a jugar. Cuando le preguntó qué pasaba, le contó a su madre lo que había aprendido en clase: esa forma mágica de ordenar a los malos sentimientos que se fueran y no volvieran. La buena voluntad de esa niña inocente fue un gran ejemplo para todos.
No tienes que esperar al siguiente si no quieres. Existe una corriente natural y una relación complementaria entre la conexión a la tierra y el despejamiento del aura.


Sanación y despejamiento duraderos del aura

El aura es el campo de energía que se irradia alrededor del cuerpo. Está creado por la producción de energía de los chakras; cada uno de ellos contribuye a la sanación y el mantenimiento del campo áurico. Cuando los chakras están mínimamente abiertos y/o dañados, el aura puede mostrarse gris y débil. Por otro lado, si gozas de buena salud y estás razonablemente abierto a tus emociones, tendrás unos cha­kras más activos y abiertos y un aura más fuerte, vibrante y resistente.
Si tienes el aura contraída, se extenderá a sólo una distancia de 35 cm de tu cuerpo. Si tienes un aura de­masiado extendida, puede expandirse en un radio de unos 17 hasta 600 metros. Ninguno de estos tipos de aura es el ideal. Un aura contraída tiende a hacer sentir tensa a la persona, con miedo, separada. Este tipo de sentimientos también pueden ser la causa de este tipo de aura. Un aura extendida en exceso puede desembocar en escapismo, dispersión y tendencia a absorber aquellos pensamientos, emociones y dolor ajenos que se encuentren en el área que cubre. Un aura demasiado extendida puede ser también el resultado de los mismos sentimientos y situaciones que tiende a causar. En otras palabras, la causa de un aura poco sana tiende a regenerar las mismas condiciones que la han causado.
El objetivo es conseguir un aura ovoide y distribuida uniformemente encima, debajo, detrás, delante y a los lados del cuerpo. Con la práctica he llegado a la conclusión de que el radio de aura más manejable mide de 60 a 90 cm en cada dirección, sobre todo en público. Cuando estoy en un entorno natural, permito concientemente que mi aura se expanda incluyendo bosques, lagos y arroyos a mi alrededor. Así se intensifica mi sentimiento de conexión con Dios/Diosa/Todo lo que Es a través de la Creación. Me siento en comunión con las plantas, el agua y los es­píritus de la naturaleza, me calma y sana mi sistema nervioso. Sin embargo, cuando paso directamente de la naturaleza a la ciudad o a otras zonas pobladas, siempre vuelvo a retraer el aura a unos 60 o 90 cm a mi alrededor. Cuando se me olvida, no tardo en darme cuenta. Percibo gratuitamente la vida de otras personas, a veces incluso su dolor. Así que no suelo tardar en acordarme.
En mi propia casa, si no estoy con amigos o clientes, dejo que mi campo áurico se expanda hasta donde sea có­modo. También mantengo la casa muy despejada psíquica­mente para sentirme bien en ella.


A continuación sigue el proceso para despejar y sanar el aura:

1. Conéctate a la tierra según la técnica anterior.
2. Con los ojos cerrados siente el área alrededor del cuerpo. Para empezar, haz que la respiración llegue hasta unos 35 cm de tu campo áurico utilizando tu intención. Al respirar dentro del área siente si tu aura está contraída y espesa, débil y disipada o vibrante y blanda.
3. Mediante la respiración y la visualización (escu­chando un mensaje, utilizando la intuición) observa hasta dónde se extiende el aura en dirección frontal.
4. Observa el ancho de tu aura a ambos lados.
5. Ahora mira y siente el aura sobre la cabeza y bajo los pies. Compara las dos áreas.
6. Utiliza la respiración, los sentimientos, la visión y cualquier otra forma que te sea natural para identificar el espacio que abarca el aura por detrás. ¿Cómo está en relación con la parte frontal?
7. Ahora que ya conoces algo más sobre la naturaleza del aura ajústala para que rellene exactamente un radio de unos 60 a 90 cm en forma de huevo. Utiliza la respiración, la visión y una intención despejada. Al principio pueden resultarte útiles las manos para abarcar físicamente el espacio alrededor del cuerpo y tirar o empujar el aura cuanto desees. Para la mayoría, ajustar el aura significa retraerla y definir los contornos. Los demás necesitarán empujarla para que llene el espacio. Si eres principiante, puede que te resulte un problema pasar el aura por debajo de los pies. En ese caso, la práctica y la persistencia son los mejores antídotos.
8. Observa cualquier cambio de sentimientos, sensa­ciones físicas y conciencia que traiga el ajuste del campo energético a tu alrededor.
9. Ahora visualiza una lluvia de luz líquida de oro que cae y atraviesa el aura. Deja que la primera vez caiga de 2 a 5 minutos por lo menos. Nota lo maravilloso que es. (En el libro hay ilustraciones, pero con la explicación basta para poder imaginarlo y realizarlo).
10. Después visualiza un fuego gigante color violeta del tamaño del aura. Extiéndelo por toda el aura, también bajo los pies. No destruirá nada, la llama violeta simplemente transmuta las energías de baja frecuencia en energías de mayor frecuencia, lo que constituye una forma más natural de ser. Mantente dentro del fuego sólo de 1 a 2 minutos si es tu primera experiencia con el fuego violeta. Esta técnica te hará sentir más calor y energía. Si utilizas demasiado el fuego violeta, puedes sentirte abrumado por la combustión de antiguas energías etéricas. Así que al principio, tómatelo con moderación; experimentando hasta encontrar tu nivel.
11. Cuando hayas concluido, elimina el fuego violeta y abre los ojos.


La mayoría de los que meditan dicen sentirse más ligeros, más frescos, psíquicamente más limpios y más brillantes al visualizar la lluvia por primera vez. Es una manera simple pero efectiva de despejar cualquier energía o desecho extraño que hayas recogido. También es buena para deshacerse de energías liberadas de tu cuerpo durante una meditación o sanación.
La primera vez que utilicé estas técnicas, usé la res­piración, las sensaciones, la visión y la intención para ha­cerlo real y tan efectivo como fuera posible. Puedes expe­rimentar para descubrir qué métodos te son más afines.

A continuación hablaré de la protección del aura. Sin embargo, antes de seguir quiero dejar claro que estas téc­nicas no están de ninguna manera enfocadas en crear un sentimiento de rechazo o temor hacia las personas o el mundo. Desde luego, no intentan disuadirte de intimar con otras personas. Sólo pretenden ayudarte a elegir lo que dejes entrar en tu campo áurico y lo que no. Si tu problema es que absorbes indiscriminadamente la energía que flota alrededor te puedes pasar la vida literalmente abrumado, emocionalmente desequilibrado, confundido, con sensación de inutilidad. Lo sé porque he sido una de las peores esponjas psíquicas que he conocido. Si estaba cerca de una persona con dolor de espalda, puedes estar seguro de que también me pasaba a mí. Cuando realizaba una sanación por imposición de manos o simplemente abrazaba a un amigo, el otro se sentía mejor y yo solía sentirme peor. Lo puedes llamar «el síndrome de vertedero humano». Aprender a establecer los límites cambió lite­ralmente mi vida.
En recompensa por haber aprendido a establecer mis límites, ahora disfruto intimando y compartiendo mi vida con amigos y seres queridos. Ahora puedo entrar en un restaurante sin miedo a ponerme enferma o paranoica. De hecho, ya ni siquiera pienso en ello porque para mí se ha convertido por fin en natural repeler las energías vibratorias bajas y aceptar las divinas. Llegar a este punto me llevó unos cuantos años de mucha meditación, colaboración con el Yo Superior y dedicación a mi plenitud espiritual. Todavía se me presentan a veces ciertos intercambios kármicos con personas cercanas, pero ya no pierdo ni mi tiempo ni mi energía procesando problemas no asumidos o el dolor de Fulanito y Menganito.
Las siguientes técnicas intentan hacer que sepas cuáles son los límites saludables aprendiendo a elegir lo que permites entrar en tu cuerpo y campo áurico. Una de las mejores maneras que yo he encontrado es extender el aura aproximadamente un metro en todas direcciones. Luego rodea el aura de luz de diferentes colores según las nece­sidades de protección de ese momento.
Después de atraer el aura y bañarla con una lluvia de oro, rodea toda su superficie de una capa de 3 a 6 cm de luz solar dorada. Esto hace que sane y se refuerce continuamente, puesto que el oro penetra en los orificios del aura y ella misma tiende así por naturaleza a sanarse.
El siguiente paso depende de lo que sientas. Si te sien­tes vulnerable o más inseguro de lo normal, puedes añadir una capa azul añil a la parte externa de la luz dorada. El sobrenombre del tono concreto que buscas es «azul certeza» o azul auténtico. Este color irradia una sensación de con­fianza y seguridad, lo que tiende por naturaleza a repeler «rateros psíquicos». Con él también te sentirás más seguro de ti mismo para estar alerta y mirar el mundo a través de este color para el borde del aura.
Cuando no estés en casa o tengas visitas -sobre todo si recibes clientes- es bueno mantener una capa de luz violeta en la parte más externa del aura. Existen varias razones para ello; primero, como ya he dicho, la luz violeta transmuta las energías a sus frecuencias naturales supe­riores. Si estás trabajando con un cliente que de pronto libera una gran cantidad de ira reprimida, la luz violeta transmutará esa ira e impedirá que entre y dañe de alguna forma tu campo áurico. Segundo, la luz violeta repele los parásitos astrales. Éstos son entes etéricos que se alimentan de dolor y emociones reprimidas. Hasta que despejes tu campo de energía de cualquier caldo de cultivo y ali­mentación de estos parásitos, es sensato dejarlos fuera. Una vez despejes hasta cierto punto los cuerpos de energía sutil y tu alma, chakras y Yo Superior empiecen a irradiar luz, repelerán naturalmente a estos entes y energías de baja frecuencia. Hasta entonces, estas herramientas de tratamiento de límites te serán de mucha ayuda. ¿Por qué perder tiempo de meditación y de vida en general proce­sando y despejando lo que ni siquiera nos pertenece? El uso de herramientas de tratamiento de límites es un ejemplo práctico de gracia.
Se recomienda incluir siempre la conexión a la tierra en la meditación de la mañana, crear la esfera áurica y visualizar sus límites teñidos con colores como los que acabamos de ver. Si no tienes tiempo o no sientes la necesidad de pasar por las fases de lluvia o fuego violeta, puedes saltártelas. Los tres pasos restantes son lo esencial en cuanto a límites y, una vez acostumbrado a ellos, te ocuparán muy poco tiempo.


Sé dueño de tu ruta vertebral

Ser dueño de la propia ruta vertebral cumple diferentes funciones. Primero, despeja energías extrañas de la zona de la columna así como energías propias bloqueadas. Ello permite que tu ser habite esa parte del cuerpo más ple­namente. Igualmente importante, abre el camino para que la energía cósmica y la fuerza vital fluyan libremente en y a través de las rutas centrales del cuerpo, que a su vez hacen girar los chakras. Ello facilita el despejamiento y la apertura de los chakras.
Otro de los efectos de esta técnica es equilibrar el flujo ascendente y descendente. Si eres una persona etéricamente saludable, la energía cósmica y la fuerza vital están constantemente fluyendo a través de la coronilla en forma de rayo de luz coloreada. Cada uno tiene un rayo de un color determinado que «hace fluir» durante toda la vida. Este rayo está condicionado por el objetivo que pretenda alcanzar tu alma a través de la encarnación y por las lecciones concretas que quiera aprender. (The Seven Rays Made Visual de Helen Burmeister es un libro excelente sobre este tema.)

A medida que la energía del rayo penetra tu aura y alcanza el chakra exterior sobre la coronilla, gira alrededor de una serie de anillos y entra en afinidad con tus necesidades actuales. Entonces entra en el séptimo chakra o de la coronilla, llegando a una estructura en forma de prisma situada en el interior de la parte superior de la cabeza. Allí, la energía que es transparente, se refracta descomponiéndose en otros colores que se en­vían en sentido descendente hasta el punto central del sexto chakra o tercer ojo. Parte de la energía vuelve a gi­rar, esta vez hacia el interior del sexto chakra, mientras que el resto desciende a través de la ruta vertebral entre los chakras, llegando hasta el área de la garganta. La energía continúa girando en los chakras, descendiendo por la columna hasta la raíz o primer chakra. La luz descendente (que en su origen es transparente o pura) es transformada en el corazón o cuarto chakra en una energía más en sintonía con el plano físico, que tiene cierta cualidad ígnea.
En el primer chakra esta luz ígnea ‘asciende’ en forma de remolino por la ruta vertebral, haciendo girar a su paso cada uno de los chakras. En el chakra del corazón se entremezcla nuevamente con la Llama Ignea para luego continuar ascendiendo hasta que alcanza de nuevo la coronilla, donde se vierte sobre el aura. El movimiento descendente de energía en forma de rayos llena la parte subconsciente de cada chakra situada en la parte posterior del cuerpo. El flujo ascendente gira y se desborda penetrando en la por­ción consciente de cada chakra situada en la parte frontal del cuerpo.
Todo el proceso funciona de forma continua, día y noche. Si cualquiera de los chakras se parase completa­mente y fuera incapaz de mantener el flujo de los rayos, el cuerpo moriría en unos tres días. De ahí la importancia de mantener despejada la ruta vertebral.

La ruta vertebral es una de las zonas del cuerpo más susceptibles a la posesión (u obsesión) por parte de entes y al control psíquico procedente de otras personas. La sanación o prevención de este problema son otros beneficios de la técnica que expondré a continuación.
Para poder equilibrar el flujo de energía cósmica del cuerpo se toma energía terrestre a través de las plantas de los pies. Tienes un pequeño chakra situado en el centro de la planta de cada pie. Estos chakras están para que te conectes con el planeta y el planeta contigo gracias a un proceso de intercambio continuo similar al que se da entre el chakra de la coronilla y la energía cósmica.
En muchas personas, los chakras de los pies perma­necen inactivos a todos los efectos. La Tierra ha venido asimilando una gran cantidad de dolor a través del genocidio de las civilizaciones indígenas en todo el mundo, la absorción de las emociones reprimidas por la población humana, la casi inexistencia de celebraciones conscientes y ritos de gratitud hacia la Tierra y sus dones, por no mencionar el abuso indisimulado del propio planeta; debido a esto, la mayoría de sus habitantes se encuentra aislada de esta fuente vital de alimento, conexión y fuerza de vida. Es más, la mayoría de las personas iniciadas en la espiritualidad que he conocido y con quienes he trabajado conscientemente, operan fundamentalmente a partir del chakra del corazón hacia arriba. El resto de los chakras les siguen funcionando básicamente en piloto automático, con poca o ninguna comunicación con la Tierra.
A medida que te abres para recibir de nuevo la energía de la Tierra es importante ser muy específico y claro en el intento.
Muchos tienen chakras activos en los pies pero ab­sorben energías oscuras acumuladas en el planeta en lugar de conectar con el ser planetario de forma saludable y enriquecedora para ambos. Si eres una de esas personas, será muy importante seguir el proceso para tomar energía de la Tierra. Tendrás que comunicar con la Tierra como el ser consciente que es. Dándole las gracias y pidiendo exactamente lo que quieres de ella. Tu salud y tu camino evolutivo son inseparables de los suyos. Abrirse a la Tierra es más una invocación a Gaia, la Tierra en tanto que Ser Sagrado, que una técnica para obtener energía. Por ello, cuando se incluya operar con la energía de la Tierra en el siguiente proceso, se dará a modo de liturgia, sugiriéndose oraciones de gratitud para acompañar la técnica.
Sigue los siguientes pasos para mantener la ruta vertebral despejada y los chakras girando mediante el flujo de luz y energías cósmica y terrestre.

1. Conéctate a la tierra
2. Retrae el aura a 60 ó 90 cm en todas las direccio­nes del cuerpo, sobre la cabeza, bajo los pies, a ambos lados del cuerpo, delante y detrás en la forma ovoide que ya conoces.
3. Comprueba los colores que tiñen el límite del aura y renuévalos si es necesario.
4. Visualiza un sol dorado a unos cincuenta cm por encima de la cabeza. Míralo cómo brilla radiante.
5. Dirige un rayo o corriente de luz solar hacia el cha­kra de la coronilla, situado en el centro de la parte superior de la cabeza. Primero una corriente muy pequeña como un hilo. Así descenderá fácilmente por el canal sin atascarse en caso de que éste estuviera bloqueado.
6. Lleva la pequeña corriente de luz solar al interior de la cabeza mediante la respiración, la visualización y la intención. Dirígela hacia la parte posterior de la columna justo debajo de la protuberancia occipital en la base del cráneo. Ve despacio.
7. Continúa dirigiendo el flujo de luz dorada todavía descendiendo lentamente por la parte posterior de la columna hasta el primer chakra situado en su base.
8. Permite que un 10 % de la energía descienda por el cordón de conexión llevándose cualquier energía blo­queada. Como un desatascador cósmico.
9. Luego dirige lentamente el 90% restante de la luz solar dorada en sentido ascendente por la parte delantera de la columna.
10. Cuando la luz alcance el chakra de la garganta situado en el centro de la misma, divídelo en tres partes iguales, de manera que dos partes desciendan por los brazos y salgan por las palmas de las manos y que la tercera parte ascienda saliendo a través del chakra de la coronilla. Habrá un continuo mo­vimiento de entrada y salida de luz dorada por el área de la coronilla con el ir y venir de la corriente.
11. Cuando sientas la energía salir suavemente por la palma de las manos y por la coronilla, continúa visua­lizando la corriente descendente por detrás y la corriente ascendente por delante de la columna. Cada vez que repitas la visualización sigue el movimiento de la energía con tu conciencia hasta que salga por las manos y la coronilla. Repítelo varias veces hasta que se convierta en algo fácil y natural.
12. Ahora, imagina un dial con las etiquetas «manual» y «automático» superpuestas en el Sol. Mueve el dial a automático y deja tu mente calma y serena.
13. Al mismo tiempo que mantienes el flujo de energía cósmica en automático lleva tu conciencia hacia las plan­tas de los pies. Saluda solemnemente a Gaia, la Madre Tierra, dándole las gracias por todo lo que nos proporciona: comida, refugio, ropas, coches, combustible que nos ca­lienta, agua para beber y lavarnos, flores y árboles que embellecen, la creación del aire que respiramos y todo lo que nos sirve para sustentar y mejorar la vida física, así como para alimentar el espíritu. Luego dile a la Madre Tierra que prometes ocuparte siempre de ella y que la respetarás en todos los sentidos; dile que sólo tomarás de ella lo que necesites y que le corresponderás con tu amor y gratitud. Encuentra tu propia y sincera manera de ex­presarlo. Luego pide a la Tierra que te llene de su enri­quecedora y cariñosa luz. Abre los chakras de los pies inhalando a través de ellos y adoptando la intención despejada de recibir lo que te dé. La energía fluirá desde los pies por las piernas ascendiendo al primer chakra donde se mezclará con la energía cósmica en ascenso.


Nota: Si tienes tendencia a absorber el dolor o la energía oscura del planeta, coloca un filtro de luz violeta de unos 115 cm2 de ancho por 15 a 20 de espesor bajo los pies. Esto lo solucionará.

14. Paso optativo: A veces querrás sintonizar con ciertos lugares del planeta donde exista dolor y oscuridad o pedirás que se te muestren. Visualiza que llenas y rodeas esos lugares con fuego violeta. Mantén la visión sanadora hasta que veas o sientas una liberación y transmutación de las energías. En áreas donde el mal es crónico pueden hacer falta varias sanaciones hasta que se note un cambio sig­nificativo.
15. Ahora pon el flujo de energía de la Tierra en auto­mático y reanuda la meditación normal. Si todavía no has desarrollado un estilo de meditación, puedes simplemente observar tu respiración para crear un punto de enfoque, o repetir una y otra vez una afirmación como «yo soy el que soy» o «estoy lleno a rebosar de luz y amor divinos», o simplemente fija la vista en la llama de una vela, re­chazando cualquier pensamiento que te venga a la mente.
16. Cuando hayas terminado devuelve los dos indi­cadores de energía, cósmica y terrestre, a la posición manual. Vuelve a comprobar tu conexión a la tierra, abre los ojos y sigue con tu vida diaria. Si te sientes sobre­cargado de energía, dobla el cuerpo hacia delante de modo que cabeza y brazos cuelguen y las manos toquen el suelo mientras respiras profundamente. Puedes hacerlo sentado o bien de pie con las rodillas flexionadas y los pies separados. A esto se le llama «inclinarse y volcar todo».
Se recomienda que hagas fluir energía durante un mínimo de diez minutos en cada sesión para obtener los mejores resultados. Mientras fluya, utiliza la técnica de meditación que desees. Si te cuesta mantener la luz dorada y las energías de la Tierra fluyendo cuando dejas de dirigirlas conscientemente, adopta como foco de la me­ditación la imagen del flujo a través de los canales. Después de hacerlo unas cuantas veces, podrás poner el proceso en automático y seguir con otra técnica de meditación o auto­sanación mientras la energía sigue fluyendo.


Mantenimiento de una casa psíquicamente despejada y segura

El último procedimiento para crear unos límites sanos y una protección psíquica es para la casa. También se puede usar para despejar cualquier otro lugar en el que estés temporalmente, como un hotel o la casa de alguien donde te encuentres de visita. Aunque no lo había comentado aún, una función importante de los límites sanos es nuestro alejamiento de los planos astrales inferiores. Éstos com­prenden la sub-tercera, cuarta y quinta dimensiones donde viven los seres y entes oscuros, así como las formas de pensamiento negativas creadas por los seres humanos. Es el lugar donde se generan y a menudo se sufren las pe­sadillas.
Cuando te duermes por la noche abandonas el cuerpo físico a través de la vía llamada «cuerpo astral». El cuerpo astral viaja literalmente a través del espacio-tiempo y más lejos incluso, ya sea a los planos astrales inferiores o a los planos superiores de Luz. Lo segundo es mucho más reco­mendable. Al someterte a distintas experiencias durante el viaje astral, a veces se convierten en sueños tuyos. Estos sueños te ayudan a ser más consciente y a curar el subcons­ciente. A veces, emociones y traumas pasados se liberan por medio del cuerpo astral. Otras veces puede que vayas a dimensiones superiores y recibas cierta formación espi­ritual o sanación. Puede que repases vidas pasadas a fin de asimilarlas y así crecer. Éstas son sólo algunas de las posibilidades.
Tener unos límites sanos mientras duermes es esencial para tener unos límites sanos durante la vigilia. Si tu cuerpo astral está dañado en los planos astrales inferiores, las zonas homólogas de tus cuerpos físico y etérico quedarán psíquicamente vulnerables a cualquier ataque o invasión de frecuencias de energía inferiores. El cuerpo astral en estado de vigilia crea una protección muy efectiva para todo tu campo energético. Cuando se daña, la función protectora está en peligro. Debido a la ley de magnetismo psíquico -«Las frecuencias iguales se atraen»-, si durante el sueño el cuerpo astral ha asimilado dolor, daño o miedo, magnetizarás los mismos tipos de frecuencias inferiores hacia el aura, chakras o el mismo cuerpo cuando estés despierto. Serás mucho más vulnerable al ataque psíquico o a la invasión de los entes que vibran al mismo ritmo y viven del miedo y del dolor. Su objetivo principal es mantenerte en estado de miedo, dolor y confusión para seguir teniendo su «caldo de cultivo». Recuerda, nada puede entrar en tu campo de energía si algo en ti no lo magnetiza.
De la misma manera, si vas a planos superiores durante el sueño y experimentas una sanación, un aprendizaje, amor o un despertar espiritual, esas frecuencias se transferirán al espacio que ocupa el cuerpo físico cuando vuelva el cuerpo astral y despiertes. ¿Recuerdas haber tenido sue­ños de volar y despertarte sintiéndote lleno de luz y felicidad? Quizá recuerdes haber pasado por situaciones de aprendizaje espiritual durante el sueño y despertarte recordándolas y aplicando en la vida lo aprendido. Estas últimas experiencias representan la intención del tiempo de sueño; otra intención es la de despejar el subconsciente.
Para que tanto la sanación como el aprendizaje puedan darse, es vital que tu casa y tu aura se encuentren des­pejadas de toda influencia astral. Puedes conseguirlo usando variaciones de lo que ya conoces para mantener los límites personales despejados. Además, existe una invocación que ancla las energías de dimensiones supe­riores en tu casa, en el trabajo o en cualquier otro lugar. Para simplificar el proceso las instrucciones se refieren únicamente a la casa como el lugar a despejar. Puedes adaptar el proceso a tu situación en cada caso o necesidad.


Sigue estas instrucciones para despejar tu casa:

1. Coloca un cordón de luz de conexión a la tierra que abarque el suelo de tu casa o tu piso. Haz que se prolongue hasta el centro de la Tierra.
2. Visualiza un sol dorado de unos setenta cm de diámetro en el centro de tu casa.
3. Expande gradualmente el sol dorado hasta que llene y rodee el espacio que ocupa tu casa.
4. Rodea el sol dorado de un muro de luz violeta de 130 a 260 cm de espesor.
5. Afirma: «Esta bola de luz violeta permanecerá intacta hasta que yo vuelva a repetir el procedimiento. Que así sea».
6. Pronuncia seguidamente esta invocación: «En el nombre de Yo Soy El Que Soy, ordeno que esta casa y sus cimientos se llenen de luz dorada de la Ciudad de Luz donde moran los Maestros Ascendidos. Sólo aquello de naturaleza divina podrá entrar. Todo aquello ilusorio e inferior a lo divino debe partir. Así quedará. Que así sea».
Utilizar la frase «Yo Soy El Que Soy» equivale a decir «la Presencia Divina de Dios/ Diosa» en oposición al ego «yo». Cuando utilizas esta frase o afirmación, vas a dar una orden en nombre de la conciencia misma de Dios/ Diosa. Es una afirmación muy poderosa llamarse a uno mismo «Yo Soy» y deberías hacerlo con cuidado y sólo de forma positiva y creativa. Cada vez que dices «yo soy...» y luego terminas la frase de manera definitiva, aunque sea casualmente, estás identificando tu esencia con lo que dices. Por ejemplo, puedes decir, «soy ren­coroso» o «soy cariñoso» y la afirmación define lite­ralmente tu esencia como una cualidad.
La segunda parte de la invocación afirma: «...luz dorada de la Ciudad de la Luz donde moran los Maestros Ascen­didos...» Se refiere a la dimensión superior, «lugar donde moran» los seres que un día estuvieron encarnados en la Tierra, fueron iluminados y murieron o ascendieron. Estos Maestros Ascendidos -o Gran Hermandad Blanca, como también son llamados- permanecen en la Ciudad de Luz para ayudar a otros seres vivos en su viaje espiritual hacia la iluminación y la ascensión. Te guían y te enseñan durante el sueño y el estado de vigilia cuando estás preparado, deseoso y disponible. Invocar a la luz donde moran es llenar tu casa con la energía equivalente a la de un templo sagrado lleno de una luz de frecuencia tan alta que sólo energías divinas y seres de intención divina pueden so­portarlo.
Utilizando este procedimiento podrás despejar tu casa de energías negativas y astrales en muy poco tiempo y empezar gradualmente a sentir una mayor paz y sensación de bienestar en tu nuevo templo. Eso te ayudará a tener un sueño más positivo.
Seguramente querrás repetir este proceso un par de veces por semana. A medida que tu casa está más despejada repite el procedimiento para despejarla cuando sientas la necesidad. Yo lo realizo una vez por semana como rutina porque me sienta bien.

(Existen muchas otras formas y maneras para ‘despejar’ energéticamente un ambiente o una casa; oraciones, decretos, Reiki, etc. Cada cual puede utilizar sus propios métodos en lugar del anterior. Además, utilizar aromas a incienso, sándalo, rosas, y otros purificadores de ambientes, puede ayudar mucho al proceso de limpieza etérica ambiental).


Por la noche, antes de acostarte, sigue estos pasos:

1. Rodea tu aura de una burbuja violeta.
2. Pide a tu ángel de la guarda que vigile y mantenga tu cuerpo seguro toda la noche mientras duermes.
3. Repite esta declaración: «En el nombre del ‘Yo Soy El Que Soy’ ordeno que mientras mi cuerpo duerme, yo solamente viaje a los planos superiores de Luz Divina, o adonde el Yo Superior lo determine para ayudar y aprender».
Realizando este procedimiento a la hora de ir a la cama puedes dormir mejor. Es especialmente importante si tienes la tendencia a experimentar miedo o inquietud.